domingo, 21 de abril de 2024

Mira por tu ventana. ¿Qué ves?



Las medusas, dicen, han llegado ya. Los mosquitos, también.
Los atardeceres de aquí, estos días, tienen una luz especial que me recuerda a los vividos en Lisboa.
A veces, intento bloquear un momento del amanecer y lo convierto en atardecer.
La ría a mi espalda y el sol escondiéndose, agotado, en el inmenso océano.
Es más bravo que el mar. Es distinto.
He protegido el borde de las baldosas que hacen de rodapié en la escalera.
Lijar el pasamanos, aplicar imprimación y dar color.
Repaso los recuerdos y elimino de ellos aquello que me produce rabia, dolor. Otra forma de recordar.
3patas ha decidido revisar las obras del jardín. Se pasea con ese estilo particular que le da caminar con una pata menos sobre las vigas de madera que harán control sobre el desnivel. Busca un sitio a su gusto y se tumba. Sabe que le miro. Me sostiene la mirada de forma retadora.
Confieso que hay días en que su visión se mezcla con la de una pistola de aire comprimido.
Abro la ventana. Palomas y tórtolas con sus arrullos y zureos hacen que el silencio sea más palpable.
Apuro el ultimo sorbo del tercer café.
Ordeno la, cada vez más alta, columna de libros pendientes. Tengo cierto sentimiento de culpabilidad. Cuando los compro me genero un punto de responsabilidad, no con el autor, sino con el propio libro.
Hoy, en la radio, he escuchado a un autor responder al genérico: "quien eres, de donde vienes y a donde vas".
Nadie nace queriendo escribir. Seguramente alguna precariedad mental o algún hecho, o un trauma nos afectó y en aquel preciso momento, escribir fue nuestro paracetamol.
A veces trato de responder, de buscar ese momento, pero hace ya mucho tiempo de eso, demasiado.
Se convierte en la espita que saca de nosotros "cosas", ratos, momentos, ideas, historias.
Sigo gestionando mi sentimiento de desarraigo. No soy de los míos, no soy de aquí y no, no quiero notar que mis raíces buscan tierra.
No quiero ser árbol que, en la distancia, observa el mar.
No quiero ser aquel señor que paseaba en su terraza, frente a la mía, con doce pasos de libertad. Seis hacia la izquierda, seis hacia la derecha.
𝑈𝑛 𝑏𝑢𝑠𝑡𝑜 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑟𝑖𝑒𝑙𝑒𝑠, 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑙𝑙𝑒𝑔𝑎 𝑎𝑙 𝑓𝑖𝑛𝑎𝑙 𝑑𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑚𝑖𝑛𝑜, 𝑔𝑖𝑟𝑎 𝑦 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑟𝑟𝑒 𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑚𝑖𝑛𝑜 𝑑𝑒 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑡𝑎.
¿𝑃𝑜𝑟 𝑞𝑢𝑒́ 𝑛𝑜 𝑠𝑎𝑙𝑒 𝑎 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑙𝑙𝑒?. ¿𝑃𝑜𝑑𝑟𝑖́𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑒𝑟𝑠𝑒?. ¿𝑄𝑢𝑒́ 𝑙𝑒 𝑟𝑜𝑛𝑑𝑎𝑟𝑎́ 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑏𝑒𝑧𝑎 𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑣𝑒 𝑎𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎𝑟𝑠𝑒 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑟𝑜?. ¿𝐻𝑎𝑏𝑟𝑎́ 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑒𝑛 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑎𝑟 𝑎𝑛𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑦 𝑎𝑡𝑟𝑎𝑣𝑒𝑠𝑎𝑟𝑙𝑜?
Suena Leonard Cohen. Bird on the wire.
Mira por tu ventana. ¿Qué ves?
Animo y suerte.

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