Los ventiladores van muy despacio. Aquí hay fluctuaciones de tensión. Temperatura muy alta.
El consumo de energía se dispara como todos los veranos. Aumento de visitantes.
Hoy, día de retorno para muchos. Llegada para otros.
El cielo con un color extraño. He oído que es debido al humo de los incendios. Se ha desplazado hasta Irlanda, para volver a la península por el Mediterráneo.
Veo imágenes de personas indignadas contra nadie, cuando nadie es el destino, la fortuna, la casualidad o la falta de previsión.
No tenga usted árboles cerca de su casa, no plante coníferas como valla, elimine rastrojos. Consejos risibles, cuando el ayuntamiento prohíbe cortar pinos o no mantiene limpios los espacios públicos arbolados.
Veo sobre el mapa, lugares que me traen a la memoria recuerdos. Me intereso por personas. El fuego está muy cerca.
Por un minuto, Donald (el pato no, el otro) ha dejado de existir.
La naturaleza está molesta con nosotros. El cambio climático avanzando sin tregua y, la especie dominante, la inteligente, los seres superiores apagando incendios con cubos.
Esta mañana, me informaban de que la crisis planetaria va más rápida de lo proyectado. Lo decía James Hansen, considerado el “padre del calentamiento global”.
Esa crisis planetaria, también denominada la triple crisis, cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad.
Yo, bromeaba sobre el plazo, pensando en mi jubilación.
Que pena tan intensa. Bosques, caminos, fauna, casas, personas.
Las guerras, el agua, el fuego.
Cuesta no ser pesimista, no derivar hacia la catástrofe y a la vez mirar asombrados la luna llena o las maravillosas perseidas. La inmensidad del mar, del cielo estrellado o rememorar aquel paisaje de las Medulas, la pequeña laguna, el mirador.
El fuego, convierte en ceniza, en polvo, en nada.
Ojalá, los fuegos, fueran como los de Eduardo Galeano:
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Animo y suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario