Miércoles.
Quería ser superficial.
Vi fotos de Soraya y de Susana. Fue inmediato el pensamiento de que se habían puesto hasta las trancas de turrones y polvorones, las pasadas Navidades.
Pero... no. Seguro que es un problema de ansiedad.
La primera, por sus disputas con Mariló; la segunda, por el Congreso en Mayo.
Nada superficial. ¡Cachis!
Por otro lado, Fátima, ahorra que te ahorra. El 0,7% recaudado sobre la base de cotización, para formación, esta ahí sin gastar.
Ahora entiendo que el plan de certificaciones profesionales, cuando preguntas por él, no saben, no contestan, la crisis...¡coño! 250 millones, ahorrados.
Pues tampoco... no es un tema suficientemente superficial.
Leí que Juanlu, hacia autobombo de sus memorias (Amenaza con que haya segunda parte) en el Club Siglo XXI.
Pero tampoco me convencía, poco, muy poco superficial.
Vamos, que no doy una.
Para colmo, me dentengo en USA.
Un país, todopoderoso, que encumbró al primer presidente negro y que en su discurso de despedida decía:
“Si os hubiese dicho hace ocho años que América se recuperaría de una gran recesión, que lograríamos el mayor periodo de creación de empleo de la historia… Si os hubiese dicho que abriríamos un nuevo capítulo con el pueblo cubano, que se cerraría el programa nuclear de Irán sin disparar un solo tiro, que quitaríamos de en medio al cerebro del 11-S, que lograríamos el matrimonio igualitario…”
Si les hubieses dicho que Donald (el pato no, el otro) sería elegido Presidente... Sí se puede. Y pudimos.
Nada, nada es superficial.
Animo y suerte.
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