sábado, 4 de agosto de 2018

Caminar para volver


Sábado.
Dos horas de caminata.
Concluidas con más pundonor que honra.
La sacroilitis, al realizar el trote cochinero, me ha recordado que sigue ahí.
Las hernias de disco, dicen, que bueno, que vale... que bufff.
Y alguna articulación comenta que de cartílago andamos fatal.
Cosas de la artritis/artrosis.
Grupos de señoras, con la conversación disparada; de tres en tres por lo habitual.
Algún caballero, acompañado de su fiel amigo.
Ancianos, solos o en pareja, buscando algo. 
Amanece.
Las bicicletas, con sus preparadísimos jinetes, enfundados en trajes ajustados con casco y gafas aerodinámicas; pasan en grupos disformes, hablando y bromeando.
Las gotas de sudor, ya son la segunda piel.
Y van 6 km.
Caminar para volver.
Ducha.
Abrir ventanales. Darte cuenta de que te dejaste el grifo de la manguera abierto, anoche, al regar las plantas de la terraza.
Lavadora en marcha. Pondré otra después, se secará rápido.
Copos de avena, arándanos, frambuesas, pipas de girasol, pasas, yogur.
El desayuno de los campeones... ya, ya.
Caminar para volver.
Animo y suerte.

Pdta.: Para aquellos que se han podido quedar intrigados con respecto a lo que buscaban los ancianos.

Me he parado junto a ellos.
Yo - Buenos días, ¿haciendo ejercicio?. Eso es bueno.
El - No, no. Buscando.
Yo - (Mirando alrededor) ¿Y que buscan?
Ella - Ilusión.
Han seguido andando, sin despedirse.

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