domingo, 20 de febrero de 2022

La historia interminable



Una cebolla. La he cortado en pluma, para poderla retirar más cómodamente.
Los garbanzos estaban a remojo, desde ayer.
La olla rápida. Tengo que comprar otra goma para la válvula.
Sin aceite, tuesto la cebolla.
Debe ponerse morenita para que, más tarde, ese color pase al caldo de cocer los garbanzos.
Un chorrito de aceite y rehogo la cebolla.
Garbanzos, agua, sal. Le doy unos 15 minutos.
Mientras, me preparo otro café.
Releo algunas noticias y confirmo que seguimos comiendo palomitas. Espero que no nos pese demasiado el culo el día que haya que levantarse y salir a la calle.
No tengo pasas. Saldré a comprarlas. Creo que le añadiré panceta.
Arroz al horno, con garbanzos, pasas y panceta (gracias Ximo Carrión). No suena mal.
Se han cocido los garbanzos, muy bien.
Separo, caldo, cebolla y garbanzos y reservo hasta la hora de comer.
Busco algún volumen de L'Enyclopédie Diderot et D'Alembert que trate sobre botánica, plantas, flores. Va a ser que no.
Creo que me he resfriado.
Pausa.
Muy agradable caminata por el Paseo del Prado, Cuesta de Moyano (compra de libros) para llegar a tomar un vinito con buena gente, gente buena del desierto.
Cruzamos El Retiro, y ya de vuelta, arroz, garbanzos, pasas y panceta curada.
Unas rodajas de patata frita, tomate y media cabeza de ajos.
Ya está en el horno.
Demasiados policías en Madrid y en Génova. Nos protegen, dicen, pero con poca amabilidad.
Se habla de un nuevo partido. El partido de la libertad.
Isabelita, Espe y Cayetana.
Pausa. La historia interminable.
Animo y suerte.

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