sábado, 19 de febrero de 2022

Hacer limonada

 


A veces, llegar a un destino, requiere cambios de dirección. Alejarse del lugar deseado, para más adelante, retomar el camino.
No importa. Para subir una montaña, en ocasiones, debe valorarse el rodearla. Cruzar un río, nos obliga a recorrer su cauce, hasta encontrar un puente.
No importa. Al fin y al cabo, es camino.
Quiero ir al oeste, pero me encuentro caminando hacia el norte, o hacia el este. Parece que hago círculos o elipses, pero se donde quiero llegar y ando.
La vida, independientemente de lo que yo haga o piense, va cumpliendo su propio plan. La suma de planes de mi entorno, de los lugares y personas por los que transito y convivo, aportan lentitud o velocidad, seguridad o riesgo, entusiasmo o desencanto.
Me equivoco cuando presto más atención a lo que quiero que suceda, que a lo que quiero hacer.
Todo lo que tiene que suceder, sucederá. ¿Cuántas veces hemos escuchado eso?
El cielo anda un tanto gris.
No es fácil hacer limonada, cuando la vida te da limones. Pero es una buena opción.
Oigo la lavadora y veo unas tímidas gotas en el ventanal de la terraza.
Esta tarde, pondré garbanzos a remojo.
Tengo que comprar pasas.
Cuesta de Moyano, libros. Reina Sofía y taberna.
Solo tengo una vida para hacerlo todo, y ese todo incluye hacer limonada. ¿Montamos un puesto?
Animo y suerte.

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