Fíjate que horas (son las 2:34 am), y me apetece una carne a la barbacoa.
He leído que Victoria Beckham lleva 25 años alimentándose de verduras al vapor y pescado a la parrilla. No come salsas, ni lácteos, ni carne, ni nada más.
Y que David (su marido, aquel que daba patadas a un balón), le encanta comer y beber, pero solo lo hace a gusto cuando se queda solo en casa. En el artículo daba explicaciones de como cocino un trozo de wagyu inglés en la barbacoa. Me ha dado hambre y antojo.
Aunque, va a ser que no. Encender fuego de madrugada es para liarla parda en, esta, mi querida Comunidad.
Me he hecho una infusión. No podía dormir.
No debo estar muy bien. Como dice una buena amiga, cuando no sabe porque, pero le daría dos bofetadas a cualquiera que se cruzara en su camino. Sin un motivo especial (que seguro que lo hay), así ¡zisss!, ¡zassss!.
Y no me quito de la cabeza, ese trozo de carne. Ansiedad y mala baba.
Es como si llevara una piedrecita en el zapato y a cada paso molestara. Es, como si te pellizcaran los riñones, pero por dentro. ¿Me explico?
Igual les pasó lo mismo a los que asaltaron el Ayuntamiento de Lorca. ¡Ah, no!. El que más bofetadas dio, dijo que había ido desinformado. ¡Ah!, vale.
Ves, al que no le pasa esto es a Boris "Party" Jhonson. Seguro que hubiera montado un fiestorro de botellón para no enterarse del pellizco riñonero.
Pues, oye, unos riñones al jerez...
Me he acercado a la nevera. Un jamón rico, un poquito de pala romana. ¿Y algo de pasta?
No, si al final, enciendo la barbacoa.
Animo y suerte.
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