Ver amanecer es un espectáculo, único e irrepetible.
Una caminata de terraza, de esas que dentro de unas semanas ya no podré dar (será por el paseo marítimo, que tampoco está mal). Isi a mi lado, yo voy, ella viene. Yo vuelvo, ella detrás.
Primero era solo un resplandor, y a los pocos minutos la bola roja en el tapete azul, hacía su aparición.
Un café, en movimiento. Arriba, abajo. Tengo que entrenar más, bajar los tiempos y llegar a los de hace unos meses. Sin prisa, pero sin pausa.
Isi, desde el baúl otea el horizonte. En mi oído, Calamaro y Tangana, me cuentan su juerga en Hong-Kong.
𝖳𝖾𝗇𝗀𝗈 𝗎𝗇𝖺 𝖿𝗅𝗈𝗋 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝖼𝗎𝗅𝗈
𝖸 𝗎𝗇 𝖼𝖺𝗆𝖾𝗅𝗅𝗈 𝖾𝗇 𝖧𝗈𝗇𝗀 𝖪𝗈𝗇𝗀
𝖳𝖾𝗇𝗀𝗈 𝗎𝗇 𝖼𝗈𝗁𝖾𝗍𝖾 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝗉𝖺𝗇𝗍𝖺𝗅𝗈́𝗇
𝖳𝖾𝗇𝗀𝗈 𝗎𝗇𝖺 𝖿𝗅𝗈𝗋 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝖼𝗎𝗅𝗈
𝖸 𝗎𝗇𝖺 𝗀𝖾𝗂𝗌𝗁𝖺 𝖾𝗇 𝖩𝖺𝗉𝗈́𝗇
Y claro, la juerga fue por desamor.
𝖳𝗎𝗌 𝖻𝖺𝗇𝖽𝖾𝗋𝗂𝗅𝗅𝖺𝗌 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝖼𝗈𝗋𝖺𝗓𝗈́𝗇
Las primeras gotas de sudor. Si, ya llevo 30 minutos. Ahora, Zenet, casi me obliga a mirar los balcones y ventanas del edificio de enfrente.
𝖤𝗇𝗍𝗋𝖾 𝗍𝗎 𝖻𝖺𝗅𝖼𝗈́𝗇 𝗒 𝗆𝗂 𝗏𝖾𝗇𝗍𝖺𝗇𝖺
𝖧𝖺𝗒 𝖽𝗈𝗌 𝗌𝖺𝗅𝗂𝖽𝖺𝗌 𝖽𝖾 𝗂𝗇𝖼𝖾𝗇𝖽𝗂𝗈
𝖢𝗎𝖺𝗇𝖽𝗈 𝗌𝖺𝗅𝖾𝗌 𝖺𝗅 𝖻𝖺𝗅𝖼𝗈́𝗇
𝖬𝖾 𝗌𝖺𝗅𝖾 𝖾𝗅 𝖼𝗈𝗋𝖺𝗓𝗈́𝗇
𝖢𝗎𝖺𝗇𝖽𝗈 𝗌𝖺𝗅𝖾𝗌 𝖺𝗅 𝖻𝖺𝗅𝖼𝗈́𝗇
𝖲𝖾 𝗆𝖾 𝗌𝖺𝗅𝖾 𝖾𝗅 𝖼𝗈𝗋𝖺𝗓𝗈́𝗇
Y ya que busco en las ventanas, como si fuera un sueño, todo se mezcla.
𝖣𝖾́𝗃𝖺𝗆𝖾 𝗉𝗋𝖾𝗌𝗎𝗆𝗂𝗋, 𝖽𝖾 𝗍𝗂 𝗎𝗇 𝗉𝗈𝗊𝗎𝗂𝗍𝗈,
𝖰𝗎𝖾 𝗆𝗂 𝗉𝗂𝖾𝗅 𝗌𝖾𝖺 𝖾𝗅 𝖿𝗈𝗋𝗋𝗈 𝖽𝖾 𝗍𝗎 𝗏𝖾𝗌𝗍𝗂𝖽𝗈,
𝖣𝖾́𝗃𝖺𝗆𝖾 𝗊𝗎𝖾 𝗍𝖾 𝖼𝗈𝗆𝖺 𝗌𝗈𝗅𝗈 𝖼𝗈𝗇 𝗅𝗈𝗌 𝗈𝗃𝗈𝗌,
𝖢𝗈𝗇 𝗅𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗆𝖾 𝗉𝗋𝗈𝗏𝗈𝖼𝖺𝗌 𝗒𝗈 𝗆𝖾 𝖼𝗈𝗇𝖿𝗈𝗋𝗆𝗈.
El forro de tu vestido. Que bonito, ¿verdad?
La camiseta esta mojada. El sol ya empieza a calentar. Casi una hora. Otro café. Seguimos.
Las canciones hablan de melancolía, de amores y desamores, de canibalismo sentimental. De labios y ojos que están vivos por el latido del corazón. Acelero el paso. Comerse unos a otros, con los ojos, con la mirada, comer.
Llamadas que no se producen, alguien echa de menos a alguien. Alguien no le hace ni puto caso a alguien. Y alguien se enamora hasta las trancas, de un color, de un olor, de una piel. Mientras yo sigo, sigo moviendo las piernas. Tendré que estirar o esta tarde agujetas.
He pasado los 10 km., un par más, ¡vamos!.
Bebo Valdés y El Cigala, hablan de recuerdos, pero marcan su falta de memoria.
𝖲𝖾 𝗆𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝗈́ 𝗊𝗎𝖾 𝗍𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖾́
𝖢𝗈𝗆𝗈 𝗇𝗎𝗇𝖼𝖺 𝗍𝖾 𝖾𝗇𝖼𝗈𝗇𝗍𝗋𝖾́
𝖤𝗇𝗍𝗋𝖾 𝗅𝖺𝗌 𝗌𝗈𝗆𝖻𝗋𝖺𝗌 𝖾𝗌𝖼𝗈𝗇𝖽𝗂𝖽𝖺𝗌
𝖸 𝗅𝖺 𝗏𝖾𝗋𝖽𝖺𝖽 𝗇𝗈 𝗌𝖾́ 𝗉𝗈𝗋𝗊𝗎𝖾́
𝖲𝖾 𝗆𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗍𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖾́
𝖠 𝗆𝗂́ 𝗊𝗎𝖾 𝗇𝖺𝖽𝖺 𝗌𝖾 𝗆𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖺
Ahora, estirar. Sentadillas. Diez. Estirar. Más sentadillas. ¡Dios como duele!. Estoy mayor. Otras diez.
Y la memoria que sigue jugando malas pasadas.
Trenes, viajes, vagones.
𝖯𝖾𝗋𝗈 𝖺𝗅 𝖿𝗂𝗇𝖺𝗅
𝖲𝖾 𝗆𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝗈́ 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖺𝗋𝗍𝖾
𝖲𝖾 𝗆𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝗈́ 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖺𝗋𝗍𝖾
𝖠𝗅𝗀𝗈 𝖾𝗇 𝗆𝗂́ 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝖾 𝗇𝗂𝖾𝗀𝖺 𝖺 𝖻𝗈𝗋𝗋𝖺𝗋𝗍𝖾
𝖲𝖾 𝗆𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝗈́ 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖺𝗋𝗍𝖾
Y bajo el mismo cielo. Viendo amanecer.
Animo y suerte.
*Se me olvidó que te olvidé - Kaia Lana
No hay comentarios:
Publicar un comentario