Hoy no hay trote cochinero. Me duele todo. Será la edad.
Ducha, desayuno. Un ambiente tremendo. Algún evento deportivo ha congregado a un montón de pantalones y camisetas multicolores.
Leo en una de ellas: "Más que correr".
Pues eso. Montañas de panecillos, zumos y frutas.
Han subido mucho, todas.
Tengo que cortarme el pelo. Si.
Voy a por otro café.
Una nueva tanda de camisetas y personal equipado para participar en unos Juegos Olímpicos Universales, por lo menos. Vaya derroche.
En la habitación contigua se oyen saltos en la cama. Incluso, alguien, ha debido controlar mal el salto y se ha golpeado contra la pared.
No se oyen sollozos, ni lamentos. Todo bien.
Tengo temas de trabajo pendientes de revisión. Mañana.
Hoy he quedado en la capital del desierto.
No he pensado, pero podía haber desayunado en La Dulce Alianza.
Leo las noticias y como es habitual, creo que me han puesto algo en el café.
Lo de Reino Unido, brutal.
Lo de Italia (Meloni. Bonito apellido), pa mear y no echar gota.
Titular fantástico: Ocho maneras de dar vidilla a las patatas de bolsa. ¿?
Lo de Sanchez, da la sensación de película de Marvel. Todo lleno de superhéroes, bajando gatitos de árboles; y malvados porque sí. Mientras no leamos más, la ignorancia gana. Gaseoductos, ley trans, y claro, Villarejo.
O sea, como casi siempre.
Pedazo de titular.
¿Qué hacer si cayese una bomba atómica cerca de tu ciudad?
¿Que? ¿Cómo se te queda el cuerpo?
Conclusión:
Ahora cuando salga, me compro un San Judas Tadeo, y me encomiendo a su protección.
Causas perdidas, patrón de los imposibles.
Animo y suerte.
Pdta.: Otro salto en la habitación de al lado. Golpe, gemido.
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