lunes, 10 de marzo de 2025
A cada cual le llega su hora
domingo, 2 de marzo de 2025
Somos malos, Malasombra
sábado, 1 de marzo de 2025
Distintos, pero iguales
Ni el físico ni el mental, se confirman.
Nublado, esté donde esté, y aunque mi cabeza no respira ansiedad, noto que tras la puerta me está esperando, agazapada, silenciosa.
No te aburriré con todas las ideas apocalípticas y distópicas que estos días están ocupando mi tiempo de reflexión.
Me he levantado agotado. Soñé o, mejor dicho, he analizado durante toda la noche el puzle.
El nuevo país, Europea, va tomando forma.
Paris, como capital, aglutina los centros de poder de defensa, economía y política exterior.
Mientras, se confirma que las políticas de inmigración ilegal en los Estados (cada día menos Unidos) americanos, tiene sesgos culturales y racistas. Es la excusa para el control fronterizo.
Ellos, hablan de negocios, no de caridad. Su política exterior se basa en "quien da más", no en valores democráticos ni en la estabilidad global.
Familia, religión y patriotismo. A la vez, se recortan derechos de las minorías. Se incluyen valores religiosos en leyes civiles y se defiende la familia tradicional (tres matrimonios y escándalos sexuales).
EEUU, se fragmenta cada vez más. Ideología, derechos sociales y economía llevan a plantear "Mi Estado First". Hay señales de crisis interna, desobediencia a la administración federal. Estados "Trumpistas" y "los otros".
Estados ricos, pueden sentirse perjudicados y negarse a financiar políticas federales.
Segundo café. Necesito despejarme.
Poco más de 2 millones de votos inclinaron la balanza a favor de Donald (el pato no, el otro).
¿Guerra interna o secesión blanda?
Curioso. Cuantos paralelismo. No somos tan distintos, ¿verdad?
Animo y suerte.
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martes, 18 de febrero de 2025
Teatro, puro teatro
Veo las imágenes de la reunión de Marco y Serguéi.
Me da la sensación de que Serguéi es el dueño de la casa y Marco tiene que hacer un esfuerzo para que no se le note el síndrome del impostor.
La mano izquierda sobre la mesa, con el puño derecho sobre ella, para evitar que se vaya de ahí. Como aquellas fotos que hace más de 50 años nos hacían en el colegio. Como que escribías, como que el decorado te gustaba, como que tu corte de pelo de paje o de cazuela lo habías elegido tu. Como que, todo aquello, no era un decorado que una empresa de Valencia montaba y le cobraban a tus padres 60 pesetas por inmortalizar a su criatura.
Y esa criatura, Marco, piensa en sus padres, en lo orgullosos que estarán de que su hijo sea el cuarto en la sucesión a la presidencia de un país que los acogió como inmigrantes en 1956. Que lejos queda eso. Está olvidado.
El lenguaje no verbal.
La postura corporal, la expresión facial, las miradas, el contacto visual, las manos, los gestos, la distribución del espacio.
Serguéi, en posición de incorporarse para ofrecer asientos y pedir al mayordomo un refrigerio para sus invitados. El boss, el que controla. Veinte años en la diplomacia, o mejor, haciendo funcionariado. Aunque muchos dicen que no es amigüito intimo de Vladímir, el actúa. Sabe moverse en el escenario.
Chaqueta abierta, relajado. Mirando a su alrededor y viendo un escenario en el que ha actuado mil veces.
Marco, tal vez, esta más preocupado de esa información que está transmitiendo. Contención, casi como un intento de sujetarse a sí mismo. Autocontrol, pero también tensión o inseguridad. Como si estuviera evitando que su propia gestualidad lo traicione, quizás está dentro de un escenario que le queda grande o que no puede modificar a su antojo. Está lidiando con su propio papel en la escena. Como si estuviera intentando encajar en un guion que no ha escrito él.
Serguéi, no necesita demostrar autoridad, la tiene.
Las luces de la sala se apagan. El telón se levanta. Teatro, puro teatro.
Animo y suerte.
#100cafesbuscandoelmar
#100cafesmasconunputovirus
#100cafesy2000paracetamoles
lunes, 17 de febrero de 2025
Buscar al gigante
domingo, 16 de febrero de 2025
Huevos Benedic
jueves, 13 de febrero de 2025
Sé como te llamas
Es curioso como determinados nombres quedan en nuestra memoria. Hablo del "nombre" y no de todo lo que acompañó a esa persona o personaje, aunque en muchas ocasiones son inseparables.
El Capitán Trueno. Aquella serie de historietas, por ejemplo.
Capablanca, el ajedrecista cubano. Negroponte (el tecnólogo, no su hermano). Fernando Simón, portavoz del Ministerio de Sanidad durante la pandemia.
Los Steve´s. Jobs y Wozniak, los chicos de Apple.
¿Cuántos nombres de Presidentes de Estados Unidos, recuerdas?
Haz la prueba.
Donald (el pato no, el otro). Biden (ese señor mayor), Obama (El inconfundible)… Y aquí se te nubla. Bush, si, si.
Clinton (el picarón), otra vez Bush (el papito), Reagan, Carter, (aquí vendría, Ford, pero no lo recordaba), Nixon, (Johnson, que tampoco recordaba), Kennedy.
Hasta aquí, más o menos bien. Porque a partir de ahí, los siguientes son históricos y seguramente al nombrarlos, todos digamos ¡ah! ¡si!.
Eisenhower, Truman, Roosevelt, Hoover… Y empieza la bruma, del olvido o de la ignorancia.
Un nombre como Luis o Carlos, nos llevan a nombres de reyes. William, seguro que acompañará a Shakespeare.
Inténtalo.
Josefina. Vecina de rellano en la infancia.
Rosa Mari. Primer amor no correspondido.
Aguirregomezcorta. Compañero de la mili (si, yo hice la mili y la EGB).
Meritxell, una virgen con ermita en Andorra.
Cierto es que hay otros nombres que nos gustaría olvidar, y en cuanto hablamos de olvido, vuelven todos en tropel. Es como si hubiera una alarma o un despertador que actúa al querer olvidar.
En mi caso, no son muchos, pero alguno hay.
Ahora mismo, tengo en mente el nombre de una señorita, o señora, de nombre compuesto y rubias guedejas, preocupadísima con mi declaración del IVA en el año 2023.
Si, hay nombres que a veces es mejor olvidar.
Pdta.: Me acaban de regalar una palabra nueva. Kalopsia. Ahí lo llevas.
Animo y suerte.
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Foto de Greg Lippert en Unsplash
miércoles, 12 de febrero de 2025
Galletas, asteroides y huevos duros