miércoles, 18 de marzo de 2020

PPP y Pizza


Miércoles.
No he dormido bien. Bueno, ni bien, ni mal.
Sigo despierto. Son las 4:20 de la madrugada cuando empiezo a escribir estas líneas.
Hace años, trabajando en Bilbao, se requería una intervención nocturna. Todo fue fantástico y al terminar, algún compañero planteó ir a tomar una copa.
Tal vez alguien de allí, o con el sueño ligero y las ganas de copas, grandes, lo recuerde.
Era el PPP. Se llamaba así por quienes, a estas, a aquellas horas, lo visitaban.
Putas, panaderos y policías.
Eso decían. El ambiente era festivo, bullicioso y realmente divertido.
Hoy, mi panadero preferido (Daniel Jorda) ha coincidido conmigo, no en el PPP, sino en la red. Hemos charlado unos minutos.
El arrancaba su día. Yo lo continuaba.
Mi valoración de la situación, no ha sido optimista, ni siquiera un poco.
"De peores hemos salido", me ha dicho.
Tú, seguro, Daniel.
Será duro, muy duro.
Leo que la zona 0 en China, lleva 59 días de reclusión.
También allí, se inician las primeras pruebas de la vacuna en humanos; y nos envían, de regalo, medio millón de mascarillas.
Asombro por las palabras de Bill Gates, en 2015, sobre la amenaza global de pandemias. ¿Nadie lo recordaba?
Maruja Torres, vuelve a casa con una obra de teatro en la que el público forma parte del reparto con olor a lejía y desinfectante.
En la Gran depresión de 1929 (no, no te la voy a contar), la pandemia fue económica.
Ahora, en este momento, hay personas que abogan por volver a la productividad, seguir como si no pasara nada.
Hacer que se salven nuestros hijos, que se salve la economía, el tejido empresarial, la producción, aunque nosotros fenezcamos en la fábrica o en la oficina. Es una opción.
Lamentablemente, los ERTE, ya han empezado. La economía se resentirá. Nuestra economía. Da igual las ayudas, da igual si eres autónomo o empresario. El paro, subirá como si fuera una pandemia.
Debe ser el cansancio, o el encierro.
Vuelvo con Daniel. Veo su cara sonriente, y lo imagino moviéndose por su obrador. Una broma, un selfi, un guiño. En nada, el pan entrará en el horno. Y ese olor maravilloso lo inundará todo. Mientras, Isi y yo, trotaremos por la terraza.
"O sea que adelante". La vida, sigue.
Animo y suerte.
Pdta.: Las pizzas brutales. ¡Gracias, Daniel Jorda!

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