martes, 3 de agosto de 2021

Letras con sudor (V)



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Se me saltan las lรกgrimas.
Veo amanecer con una sensaciรณn como la que siempre me transmite aquel personaje de Charlton Heston en "El planeta de los simios", en la escena final, con la estatua semienterrada.
Trato de fijar este amanecer en imรกgenes. Me muevo lentamente. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
Seis. Seis minutos. Ese es el tiempo que dicen que durรณ la paliza con la que ,unos salvajes, acabaron con la vida de Samuel.
El paseo marรญtimo, 150 metros. Unos descerebrados, Samuel y dos senegaleses que intentaron salvarlo, recibiendo parte de los golpes. Seis minutos.
Y poco a poco, amanece.
Siento rabia, impotencia.
Un linchamiento sin mรกs. Porque sรญ, en un paรญs civilizado.
A los pies de la estatua, inscrito en su pedestal, un poema de Emma Lazarus:
… ¡๐บ๐‘ข๐‘Ž๐‘Ÿ๐‘‘๐‘Ž๐‘œ๐‘ , ๐‘ก๐‘–๐‘’๐‘Ÿ๐‘Ÿ๐‘Ž๐‘  ๐‘Ž๐‘›๐‘ก๐‘–๐‘”๐‘ข๐‘Ž๐‘  ๐‘ฃ๐‘ข๐‘’๐‘ ๐‘ก๐‘Ÿ๐‘Ž ๐‘๐‘œ๐‘š๐‘๐‘Ž ๐‘™๐‘’๐‘”๐‘’๐‘›๐‘‘๐‘Ž๐‘Ÿ๐‘–๐‘Ž!, ๐‘’๐‘ฅ๐‘๐‘™๐‘Ž๐‘š๐‘Ž ๐‘’๐‘™๐‘™๐‘Ž./ ๐ท๐‘Ž๐‘‘๐‘š๐‘’ ๐‘Ž ๐‘ฃ๐‘ข๐‘’๐‘ ๐‘ก๐‘Ÿ๐‘œ๐‘  ๐‘Ÿ๐‘’๐‘›๐‘‘๐‘–๐‘‘๐‘œ๐‘ , ๐‘Ž ๐‘ฃ๐‘ข๐‘’๐‘ ๐‘ก๐‘Ÿ๐‘œ๐‘  ๐‘‘๐‘’๐‘ ๐‘‘๐‘–๐‘๐˜ฉ๐‘Ž๐‘‘๐‘œ๐‘ ,/ ๐‘Ž ๐‘ฃ๐‘ข๐‘’๐‘ ๐‘ก๐‘Ÿ๐‘Ž๐‘  ๐˜ฉ๐‘Ž๐‘๐‘–๐‘›๐‘Ž๐‘‘๐‘Ž๐‘  ๐‘š๐‘ข๐‘๐˜ฉ๐‘’๐‘‘๐‘ข๐‘š๐‘๐‘Ÿ๐‘’๐‘  ๐‘ž๐‘ข๐‘’ ๐‘Ž๐‘›๐˜ฉ๐‘’๐‘™๐‘Ž๐‘› ๐‘Ÿ๐‘’๐‘ ๐‘๐‘–๐‘Ÿ๐‘Ž๐‘Ÿ ๐‘’๐‘› ๐‘™๐‘–๐‘๐‘’๐‘Ÿ๐‘ก๐‘Ž๐‘‘./ ๐ธ๐‘›๐‘ฃ๐‘–๐‘Ž๐‘‘๐‘š๐‘’ ๐‘Ž ๐‘’́๐‘ ๐‘ก๐‘œ๐‘ , ๐‘™๐‘œ๐‘  ๐‘‘๐‘’๐‘ ๐‘Ž๐‘š๐‘๐‘Ž๐‘Ÿ๐‘Ž๐‘‘๐‘œ๐‘ , ๐‘™๐‘œ๐‘  ๐‘ž๐‘ข๐‘’ ๐‘๐‘œ๐‘Ÿ ๐‘™๐‘Ž ๐‘ก๐‘’๐‘š๐‘๐‘’๐‘ ๐‘ก๐‘Ž๐‘‘ ๐‘ ๐‘œ๐‘› ๐‘Ž๐‘ง๐‘œ๐‘ก๐‘Ž๐‘‘๐‘œ๐‘ ./ ¡๐‘Œ๐‘œ ๐‘Ž๐‘™๐‘ง๐‘œ ๐‘š๐‘– ๐‘Ž๐‘›๐‘ก๐‘œ๐‘Ÿ๐‘๐˜ฉ๐‘Ž ๐‘—๐‘ข๐‘›๐‘ก๐‘œ ๐‘Ž๐‘™ ๐‘๐‘ข๐‘’๐‘Ÿ๐‘ก๐‘œ ๐‘‘๐‘œ๐‘Ÿ๐‘Ž๐‘‘๐‘œ!”.
Amanece y, mientras, el Coronel George Taylor llega a caballo junto a la estatua. Se ha dado cuenta de que ha vuelto a casa, entiende que siempre ha estado ahรญ. Se deja caer de rodillas y golpeando la arena, grita:
¡Yo os maldigo!
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