Ayer, rozando el amanecer, escribí unos párrafos contra Woody Allen. Si, contra él.
El detonante fue una frase: "La vida es estúpida..., estúpida y trágica".
No quise leer más.
¿Cómo se atreve a decir eso?. La vida es maravillosa.
Empecé a desgranar argumentos, uno tras otro. Con ironía, con sarcasmo y sobre todo, con mucha mala baba.
Conforme avanzaba la escritura de mi reflexión, me fui desinflando. Perdió valor el enfado.
¿De que sirve? Si, total, no me va a leer. No le haré cambiar de opinión aunque, ese, no era el objetivo.
Quería defender mi estado de ánimo, mis planes, mi satisfacción de estar donde quiero estar, haciendo lo que quiero hacer.
Durante todo el día, esa frase, me estuvo martilleando.
A última hora de la tarde, la vida, se manifestó llena de amargura.
Hoy, cuando "celebro" una vuelta más al sol, estoy bloqueado.
Acepto con infinito pesar que, la vida, esa a la que tanto debo y de la que tanto disfruto, me volvió a mostrar su cara más horrible, más trágica.
No encuentro palabras para describir lo que sentí.
No quiero reconocer que "la vida es estúpida..., estúpida y trágica". Lo es.
Hoy, quiero enviar todo mi pesar y mi cariño a Silvia. A Eloy y Roberto. A toda la familia de Alejandro. Hoy, rabioso y emocionado, le doy gracias a la vida por todo lo que me ha dado y me da. Pero a la vez, la odio, por estúpida, por trágica y por desalmada.
Se que no es consuelo. No hay consuelo para una pérdida.
Una vuelta más al sol, en esta estúpida vida, estúpida y trágica.
Gracias.
Animo y suerte.
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