Hoy, 24 vueltas al sol.
Recuerdo, como si fuera ahora mismo, aquella manita mínima agarrándose a mi dedo índice.
Y yo, asustado, notaba tu fuerza en nuestro primer encuentro.
No podía imaginar que aquel momento, que suponía irrepetible, sería para toda la vida.
Sigo notando tu manita, tu fuerza. Cuando me abrazas, cuando me saludas al llegar o te despides al irte. Cuando veo uno de tus mensajes. Cuando me cuentas tus planes. Cuando noto tu ansiedad, ante el cambio, la duda o lo desconocido. Cuando ríes, o cuando lloras. Hay fuerza en todo lo que haces.
Cuando te enfadas conmigo, porque no entendí algo que me quieres transmitir. Cuando me das las gracias, por algo tan simple como estar ahí.
Y yo, sigo asustado. Porque quiero estar a la altura.
Y cuanto más grande es el susto, más fuerte tu mano agarra mi índice.
Y noto la fuerza, tu fuerza. Y el susto, se va. Y me lleno de fuerza, tu fuerza.
Hoy, en la distancia, noto tu manita. Ya son 24. Agárrate fuerte. Dame fuerza. Quítame el susto. Seguimos.
Feliz día, Mara. Te quiero.
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