El viento ha soplado toda la noche, como ayer.
Pantalón largo y la chaqueta. Primer café.
Me he cruzado con tres personas y dos perros.
Solo un coche.
Unas nubes preciosas y brillantes a mi izquierda. A la derecha, el mar, confundiendo sus azules con los de unas densas nubes de horizonte.
Leo a Luis, mientras suena un blues (gracias, Sergio). Las luces están encendidas, pero no hay nadie en casa. Nadie.
Un buenos días, un bon día y un bonjour.
Azules, brillantes, densos, con tonos que tal vez cualquier pintor robaría.
Un café más.
Revisar papeles. Aun quedan cajas por abrir.
Sacar la tarjeta de embarque para dentro de un rato.
Han abierto una pastelería que tiene cosas ricas.
Escucho a Antón Losada.
"No quiero"
"No queremos"
"Queremos lo de antes"
¿Existe? ¿Qué es lo de antes?
Ese imaginario populista de que "lo de antes" ha sido destruido. Vamos a la catástrofe, y con lo de antes todo estaba ¿bien?.
En Italia, ha ganado la derecha, la ultraderecha o la mega derecha. Eso es real.
El discurso, allá o aquí, sigue siendo el mismo. Los "otros" destruyen nuestro pasado y nuestro futuro. Cerrar fronteras, perder derechos. ¿Eso queréis?
A mi, ese pasado que otros añoran, solo me trae a la memoria a Adolf Hitler, Josef Stalin, Benito Mussolini, Neville Chamberlain, Edouard Daladier, Winston Churchill, Philippe Pétain, Charles de Gaulle, Franklin D. Roosevelt, Harry S. Truman o Hiro Hito.
¿No sabes quien son?
¿De que pasado hablas?
Otro café.
En un rato, autopista. El mar a mi derecha. Avión, desierto.
Animo y suerte.
Pdta.: Hace un rato me han llamado "ciudadano del mundo". Bufff. ¡Vaya mundo!.
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