miércoles, 23 de noviembre de 2022

Cocinoterapia



Los más ansiosos, ya llevan días rodeados de luces y espumillón.
Veo asomar entre los arbustos pequeños brillos, y en las farolas, extrañas banderolas rígidas que, llegado el momento, se llenarán de color.
Igual que en septiembre necesito mirar adelante, planificar futuro, aunque luego cambie todas las tareas previstas (para eso son los planes ¿no?), cuando diciembre está al caer, miro atrás.
Que pasó este año. Que hice, que no quise hacer y que se coló por la rendija de la oportunidad para hacerme cambiar de dirección.
Se me para el reloj, hasta bien entrado enero. Me alimento de recuerdos, de nostalgia de personas, de sensaciones que ya no volverán.
A mi alrededor, un alboroto de idas y venidas.
Mientras conduzco, sonará "Driving home for Christmas".
La niebla, el frío, la carretera casi invisible para llegar a ninguna parte. Y vuelvo al plan. Doy un paso, otro, otro más. Borro y vuelvo a escribir.
Y aunque fuerzo el olvido, todo está ahí.
Café.
Debería volver a cocinar, más.
Delante del espejo me digo:
Animo y suerte.
Receta: Pasta al vino blanco con níscalos (2019)

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