Tengo casi la certeza de que la hora de cenar para los mosquitos empieza a partir de las 3:30 de la madrugada.
Ellas (las que pican son ellas), se acicalan y se visten con las mejores galas. Te sobrevuelan, una, dos, tres veces. Incluso alguna, atrevida y desvergonzada, pasa cerca de tu oído, imitando a un bombardero de la segunda Guerra Mundial.
A partir de ese momento, la parte superior de tu rodilla, el empeine del pie derecho, la espalda, justo en ese punto difícil de alcanzar para rascar, son sus objetivos.
Como entrante, la rodilla. El empeine, de plato principal. Y claro, la espalda es el postre.
Las 4:00. Rascas la rodilla, casi distraídamente. Poco después, el prurito crece. Rascas con fuerza, casi con saña.
El pie izquierdo frota el empeine del pie derecho pero, un minuto después, arqueas los dedos como nunca hubieras imaginado, para conseguir que las uñas caven un foso sobre ese picotazo.
Te despiertas, y maldices a los ancestros y a mil generaciones pasadas y futuras del jodido bicho.
El picotazo de la espalda. Brazo derecho retorciéndose por la derecha. Nada. Brazo izquierdo, casi en modo estrangulación para llegar al lugar de los hechos. Nada.
Te levantas y, como elefante africano en la sabana, el marco de la puerta del baño es tu objetivo. Rascas, te mueves, te contorsionas hasta encontrar el punto exacto.
Las 4:30. Ojos como platos y buscando el bote de Fenistil.
Menos mal, el picotazo de la espalda ha dejado de molestar. Hubiera sido imposible llegar a él.
Café. Es de noche. La pastilla de la tensión.
Tengo varios libros empezados. Handke tal vez consiga enviarme de vuelta a la cama.
Pues no. Me cuenta (Handke) que Goethe fue el de que la vida es corta, pero el día largo. También me entero de que Marilyn Monroe cantaba aquello de "One day too long, one life too short...".
He abierto el ventanal de la terraza. La temperatura es agradable.
Mi vecino, el de los 12 pasos de libertad, ya se ha levantado. Oigo que sube la persiana y tras ella, hay luz. Tiene colocada una celosía que preserva su intimidad, pero solo en la mitad de la longitud total.
Las 6:12 am. En Australia, 8 horas más. En Nueva York, 6 menos.
Y yo, aquí, buscando esa jodida canción de Marilyn. Será un gran día, seguro que si.
Animo y suerte.
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