Hoy miré el cielo y, tras una nube gris, apareciste tu.
Todo era excesivo. Tu mirada, tu roce, tu calor. Estabas en mi cabeza, en mi pecho, en cada paso que daba.
Vivía en una nube que tu manejabas a tu antojo y yo disfrutaba del viaje. Ahora arriba, ahora cerca, ahora lejos.
Cuando, por casualidad, aparecía el silencio, notaba la sensación de prestado. De ocupar un lugar que no era mío, que no me había esforzado en conseguir y que el préstamo, igual que un libro de biblioteca vuelve a su estantería llegada la fecha, nosotros abandonaríamos aquel lugar. Ese espacio, único y personal.
Bueno, si. Al principio, si me esforcé. Me atraía tu seriedad, tu templanza, tu control; pero, imaginaba, momentos de arrebato, de ansia, de ojos brillantes. Igual que el cazador acecha a su presa, te miraba en la distancia, por si había un gesto, buscando la excusa para coincidir. Esperaba tu saludo, y cuando llegaba, como una araña extendía mis redes para retenerte.
Me sentía Mantis, sin darme cuenta de que eras tu quien me estabas devorando por dentro.
Conforme pasaba el tiempo, cree piezas, unas reales y otras no, que conformaron mi vida. Casi una vida completa. Una vida distinta que potenciara, más si cabe, tu interés y tus atenciones hacia mi.
Un día me dolía la cabeza, otro, hacía mal tiempo o tenía mil problemas que te trasladaba con algo de pudor.
Vivía más de prestado, tu atención, mi propia vida, la nueva, la que construía. Se levantaban decorados que tu sujetabas, actividades que nunca hice pero que tu animabas.
No lo supe hacer mejor. No eras tu, era yo.
La vida, la real, me arrollaba y me maldecía cada mañana y cada noche, por el préstamo sin interés que recibía.
Me fui alejando, rompiendo cada día una hebra de ese hilo rojo que inventé, por el interés del cazador, tal vez, por demostrarme que podía sobrevivir en otro lugar, con otra gente, contigo.
Hoy, han pasado años, y he dejado caer disfraces, engaños, trucos y lágrimas, para que el recuerdo sea un sueño, que quizás no vivimos.
Te deseo todo el sol, la luna y las estrellas. Siempre.
𝑌𝑜 𝑡𝑒 𝑙𝑙𝑒𝑣𝑜 𝑑𝑒𝑛𝑡𝑟𝑜
𝐻𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑙𝑎 𝑟𝑎𝑖́𝑧
𝑌, 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑎́𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑟𝑒𝑧𝑐𝑎
𝑉𝑎𝑠 𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑎𝑞𝑢𝑖́
𝐴𝑢𝑛𝑞𝑢𝑒 𝑦𝑜 𝑚𝑒 𝑜𝑐𝑢𝑙𝑡𝑒 𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑙𝑎 𝑚𝑜𝑛𝑡𝑎𝑛̃𝑎
𝑌 𝑒𝑛𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑢𝑛 𝑐𝑎𝑚𝑝𝑜 𝑙𝑙𝑒𝑛𝑜 𝑑𝑒 𝑐𝑎𝑛̃𝑎
𝑁𝑜 𝘩𝑎𝑏𝑟𝑎́ 𝑚𝑎𝑛𝑒𝑟𝑎, 𝑚𝑖 𝑟𝑎𝑦𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑢𝑛𝑎, 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑢́ 𝑡𝑒 𝑣𝑎𝑦𝑎𝑠
*Natalia Lafourcade - Hasta la raíz
#100cafesbuscandoelmar
#100cafesmasconunputovirus
#100cafesy2000paracetamoles
No hay comentarios:
Publicar un comentario