Soy muy afortunado. Si echo la vista atrás podría decir que siempre lo he sido aunque, siempre, sea demasiado tiempo.
Con el paso de los años no he cambiado demasiado en mis convicciones, reconociendo evolución en casi todas. No hablo de calma ni de sosiego, no hablo de una mayor reflexión. Sigo teniendo un pronto complejo y mi carácter reconozco que no es fácil.
Si he aumentado mi poder de contención. Quiero decir que tardo un poco más en mandar a alguien a la mierda y que, en ocasiones, utilizo lo de "gracias, es usted muy amable" con el mayor tono irónico del que soy capaz.
Ya no voy a la guerra por el gusto de guerrear. Agoté todas mis baterías en explicar y hacer entender conceptos o creencias. Me he liberado de la necesidad de sacar a alguien de su error, sobre todo a aquellos que su ceguera es mental. Pero me cuesta y vuelvo a caer en ocasiones.
Las madres espartanas cuando sus hijos iban a la guerra repetían aquella frase:
𝐴 𝑙𝑎 𝑔𝑢𝑒𝑟𝑟𝑎 𝑠𝑒 𝑣𝑎 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑑𝑜. 𝑌 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑔𝑢𝑒𝑟𝑟𝑎 𝑠𝑒 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑣𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑑𝑜 𝑜 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑑𝑜, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑛𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑠𝑖𝑛 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑑𝑜.
Valentía, integridad, honor.
Leo alguno de los comentarios provocados por mis reflexiones y esa misma evolución de la que hablaba me permite sentir lastima. Compadezco a aquellas personas que resumen su pensamiento en tópicos, en argumentos no analizados. Siento pena de quien después de una vida, supuestamente mejor y más cómoda que la de otros, se guían por el miedo, por la ignorancia, por la manada. Siempre es mejor la lastima que el odio.
Soy muy afortunado. Soy consciente de que perdono pero no olvido, me esfuerzo en mejorar aun sin los mejores resultados, no soy de banderas, credos o colores y cualquier discusión o enfrentamiento de ideas intento llevarla al análisis, aunque mi sangre me pida alfanje y horca.
Si, siento pena de ti, por ti. Creo que necesitas unos minutos de fragilidad, de reconocer que no eres nada sin tu manada. Verte desnudo ante el espejo y poner en valor lo conseguido.
No, no hablo de dinero, de propiedades, hablo de valores, de ser consciente.
Todos cometemos errores. Tu, el primero.
Tu color de piel, no te hace mejor. Militar en un partido u en otro, tampoco. Hablar un idioma, dos o cien, no hace que seas más comprensivo o menos ignorante que un muchacho que llega a la costa buscando una vida mejor.
Confío en que un día los corderos se conviertan en leones.
Animo y suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario