Jueves.
Hace unos días, un niño de 11 años sufrió una agresión homófoba.
En la Comunidad Autónoma donde esto ocurrió existe el "veto parental", lo que los chicos de Santiago y cierra España llamaron "pin parental". Este sistema permite que las familias prohíban a sus hijos asistir a actividades complementarias impartidas durante la jornada escolar y programadas por los colegios.
Los colegios, esos antros de perversión y vicio, en el que a tus hijos les van a meter en la cabeza esas tonterías de crecer en libertad y sin miedo. Esos sitios donde, seguramente, fomentarán la diversidad y puede que incluso consigan que tu hijo se sienta "normal".
Si. Un lugar donde es posible "manipular" las mentes jóvenes, para bien o para mal. Porque ¿quien dice que el concepto de amor, de género, de sexo, de odio, de miedo, de país o de libertad lo deben enseñar en el colegio?
¿De verdad crees que el problema es el cumplimiento del Artículo 3 de la Constitución?
Debo confesar, por propia experiencia, que mis hijas me han enseñado mucho y siguen haciéndolo.
He dado respuesta, a través de ellas, a muchas preguntas que ni tan siquiera era consciente de que estaban ahí, dormidas, desde mi infancia o desde mi pubertad.
He comprendido que, ser libre para sentir de una determinada manera, ayuda a crecer.
He vivido la impotencia de colegios o maestros, insensibles o incapaces de entender o apoyar otras sensibilidades distintas a las "normales".
He aprendido a diferenciar sexo, de género. Ha crecido en mí el convencimiento de que determinados términos que pueden considerarse ofensivos entre los "conservadores", debemos conocerlos y utilizarlos.
Estoy convencido de que el miedo y la ignorancia, engendran odio al "distinto", al diferente.
¿Miedo a que? ¿Te sientes inferior a él? ¿Sientes amenazado tu falso estatus?
Ignorantes, miedosos.
Yo también soy maricón. ¡Ven! ¡Ven a descargar tu ira contra mi!
Soy lesbiana, gay, transexual, transgénero, bisexual, intersex y queer. Soy negro, chino y extranjero. Soy "distinto". ¿Y?
El futuro, no es binario.
Un niño de 11 años, que solo quiere ser libre y montar en bicicleta.
Animo y suerte, Diego.
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