Jueves.
Entre los plátanos que nadie quería (ahora ya hay quien lo haga); e Iñaki, hablando de que será más difícil "hacer" los presupuestos, que aprobarlos; los pelos como escarpias.
Que sí, Iñaki, que sí. Que tenemos que cambiar, de piel, de músculos y de huesos. No digo nada del cerebro.
Y efectivamente, "no tenemos tiempo".
Mientras preparo el segundo café, la imaginación me juega una "mala" pasada.
Me veo caminando por una calle estrecha, las aceras, son poco más grandes que el bordillo que las delimita.
Hay silencio, solo mis pasos.
Ha sido un instante. Vuelvo a oír el gorgoteo de la cafetera y el olor a café lo llena todo.
Observo el otro lado de la calle, esta, es algo más ancha. Una de las casas, tiene la fachada de azulejos con una filigrana azul. Los marcos de las ventanas y de la puerta, son de un desvaído color ocre. La de al lado, tiene los marcos amarillos y la fachada en blanco, coronada por una terraza. Más allá, otra, tiene tonos rosados con azulejos verdes.
Se respira decadencia.
Un sorbo de café. Voy y vuelvo. Estoy y no estoy.
Esa, la rosada, la del número 28 creo que está en venta.
Rua das Velas.
Algo de ejercicio. El sol ya ha salido.
Me he ido. Me voy.
Animo y suerte.
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* Si lo deseas, puedes comentar sobre mis "cafés" escribiendo a: uncafecon@saborencristal.com
recubrimientosdekker
ResponderEliminarLa preservación de las fachadas de los edificios es fundamental para mantener la autenticidad y el encanto de nuestras ciudades y pueblos, conectando el pasado con el presente y garantizando un legado visual perdurable