jueves, 24 de diciembre de 2020

Discursos

 



Seguramente influido por las noticias, ayer me plantee hacer un discurso.
Si, si. Ponerme delante de la cámara e intentar desplegar mi mejor oratoria para todos vosotros.
Recuerdo que hace unos años existía una web donde seleccionabas un personaje y un tema, y por medio de la inteligencia artificial, se conseguía crear un "discurso", casi, casi, como si el personaje elegido fuera quien lo hubiera hecho.
Ya no existe esa funcionalidad o no la supe encontrar.
También le di vueltas a convertir mi discurso en una filípica contra todo y contra todos. O sea. Una forma de desahogo, igual que esos sitios, que vuelven a estar de moda, donde tu pagas por romper cosas.
Destructoterapia. Nacida en Japón (que no inventarán los japoneses). Romper con los problemas y liberar endorfinas.
Tampoco me convenció.
Pensé en el Discurso del método, de Descartes.
"Para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias".
Leí los 10 discursos más importantes, según la revista TIME.
Hoy no he dormido mucho, más bien nada.
Desde la apología de Sócrates, a aquella frase de "Dadme la libertad o dadme la muerte", de Patrick Henry.
El derecho de la mujer al sufragio, con la frase de Susan B. Anthony:
“Fuimos nosotros, el pueblo. No “Nosotros, los hombres blancos”, sino nosotros , todos nosotros, los que hicimos la Unión."
El sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas de Churchill, o el “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país.” de Kennedy.
Aquel discurso de Martin Luther King con su "Yo tengo un sueño".
O aquel otro, histórico, en la Puerta de Brandeburgo en el que Ronald Reagan le pidió a Mijail Gorbachov que derribase el muro.
Mientras tomaba una infusión, he pensado en hacer un vídeo en el que ese discurso fuera vacío. Veríais como muevo los labios, pero no saldría ningún sonido de mi boca, para terminar diciendo, esta vez con sonido, "Feliz Navidad".
Una forma de protestar ante tanto ruido al que estamos sometidos. Tanta palabras vacías que poco o nada tienen que ver con nuestra realidad, con cada una de nuestras realidades. Pero, me fallaba el "Feliz Navidad".
Si, es Navidad. Pero no creo que pueda considerarse feliz.
Mientras escribía estas líneas he pensado otro discurso más.
Leeros esto mismo, pero con una barba de bolas de Navidad y un sombrero estrafalario.
El comediante, el payaso que fui, sigue por aquí adentro.
Tengo el sombrero y seguramente haré la barba de bolas.
Solo faltará una cosa.
Tu sonrisa. Todo irá bien.
Animo y suerte.


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