viernes, 14 de enero de 2022

Astronauta mirando el cielo



Sin darme cuenta, o sin querer darme cuenta, han pasado nueve años.
La necesidad de escribir, de plasmar mis reflexiones, mis pensamientos.
Releer todo lo escrito es un ejercicio de memoria, pero también de conciencia, como dice Luis García Montero.
Es un regreso y una despedida, al tiempo.
Volver a una ciudad desde donde escribiste una carta que no se envió. Partir, con el alma partida. Escuchar palabras de alegría y de esperanza, tragarte lágrimas que encogieron la garganta.
Una mujer en la calle, un señor en un semáforo, la decepción, la mentira o simplemente una gota de agua prendida de una barandilla, crearon párrafos de letras, como hormigas, que me llevaron y me llevan del optimismo a la melancolía.
El número atómico del flúor, el número de planetas en el sistema solar, antes de etiquetar a Plutón como "no planeta".
Amigos, conocidos, seguidores. Buena gente, gente buena.
Nueve años de confesiones, de almas desnudas, de ira, de miedo, de disculpas, de café, de amaneceres.
Releer lo escrito, me pone ante el espejo. Lo escrito, escrito está, y la conciencia lo sabe.
Hubo silencios, pérdidas, encuentros, despedidas sin abrazos. Risas, muchas. Lágrimas, abundantes. Decepciones, por ser un aprendiz de Rousseau, y creer en el hombre bueno por naturaleza.
Una palabra, una mirada, han sido suficiente para moverme y sacar de dentro lo que dolía, lo que se convertía en necesidad de expresar un sentimiento o una reflexión.
Realidad y ficción, buscando un equilibrio que aun no he encontrado.
Llegué desnudo, y así sigo.
Me duelen más los huesos, tengo más arrugas y menos pelo. He crecido a lo ancho y he menguado en altura, seguro.
El egoísmo levantó su bandera y de vez en cuando la uso, como defensa. Me conozco más y mejor, y con esto no digo que me guste más y mejor, simplemente lo se, o creo que se; aunque no se nada.
Nueve años de terapia que, a veces, me recuerdan a Heráclito con aquello de "en el círculo, el comienzo y el fin se confunden".
Saltos, en altura, de un pez en su pecera.
Un loco ratón, corriendo en su rueda hacia ningún lugar, en la madrugada.
Nueve años y aquí sigo, da igual el lugar, vestido de astronauta y mirando el cielo.
Feliz, cumpleaños feliz.
Animo y suerte.

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