Los titulares van cambiando.
Europa en guerra.
Echar a los embajadores y a sus representantes de la ONU.
Comienzan las negociaciones.
¿Alto el fuego?
¿Seguir luchando?
¿Rendición?
Las elucubraciones meten a China en la ecuación.
¿Es la mano que mueve la cuna?
𝐋𝐮𝐜𝐡𝐚𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐥 𝐮́𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐚𝐥𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨
El gran Thomas L. Friedman se resiste, pero acaba escribiendo en el NYT: “𝐸𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑛𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟𝑎́ 𝑎 𝑠𝑒𝑟 𝑒𝑙 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑜”.
Otro titular:
𝐄𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐢𝐨𝐧𝐚𝐫 𝐚 𝐑𝐮𝐬𝐢𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐯𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐚 𝐔𝐜𝐫𝐚𝐧𝐢𝐚
¿Qué mundo? ¿Quién forma parte de ese mundo?
He buscando una explicación (que manía la mía), y de nuevo ha sido Franco «Bifo» Berardi en quien he confiado, como lo hice en aquellos amaneceres de confinamiento.
Una guerra suicida que Occidente ha desatado contra el Otro Occidente.
El mundo posglobal, amenazado por el delirio senil de la cultura dominante pero en decadencia: blanca, cristiana, imperialista.
Uno, ha vuelto de la derrota más humillante y trágica. Peor que Saigón, Kabul permanece en la imaginación global como un signo del caos mental de la raza gobernante.
El otro viejo, ruso, blanco, sabe que su poder descansa en una promesa nacionalista: se trata de vengar el honor violado de la Santa Madre Rusia.
"𝐋𝐨 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐞𝐬 𝐭𝐫𝐚𝐧𝐬𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐥𝐞𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐥 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐲 𝐫𝐞𝐬𝐢𝐠𝐧𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐚 𝐥𝐨 𝐢𝐧𝐞𝐯𝐢𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞, 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨́𝐥𝐨 𝐚𝐬𝐢́ 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐬𝐮𝐜𝐞𝐝𝐞𝐫 𝐥𝐨 𝐢𝐦𝐩𝐫𝐞𝐝𝐞𝐜𝐢𝐛𝐥𝐞, 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨: 𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐳, 𝐞𝐥 𝐩𝐥𝐚𝐜𝐞𝐫, 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚".
Deseo con todas mis fuerzas que, «Bifo», se equivoque. Que sea la senilidad y el agotamiento, los que le hacen ver tan oscuro futuro.
𝑬𝒍 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒅𝒆 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒈𝒖𝒆𝒓𝒓𝒂 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒂𝒃𝒓𝒊𝒓 𝒍𝒂 𝒑𝒖𝒆𝒓𝒕𝒂 𝒂 𝒖𝒏 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒕𝒐 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒐. 𝑼𝒏𝒐 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒔𝒂𝒃𝒆 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒅𝒊𝒅𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅.
— Adolf Hitler —
La paz, el placer, la vida.
Me siento agotado.
Animo y suerte.
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